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Movidas y paranoias: 01/07

Movidas y paranoias

22.1.07

Mis Crónicas Vampíricas. Fascículo 4º.

Cuando desperté a la noche siguiente eran las 22h. Tatyana estaba en la cama sentada a mi lado; me erguí quedándome sentado sobre la cama y comencé a hablar con ella.

- Tatyana, tengo algo muy importante que contarte; y no sé como hacerlo.

- Dilo sin más. – me dijo mientras me miraba sonriente, como si ya supiera de que se trataba.

- Verás – comencé. – la noche de la fiesta, después de que te fueras y cuando acabé de recoger las cosas de la cena, bajé al Mjolnir’s, para ver los disfraces. Me quedé asombrado, nunca antes en mi vida había visto cosa igual. – paré para tomar aliento y seguí adelante con mi historia.- Después de llevar unos diez minutos en la fiesta, se me acercó el tipo que vino a pedirnos el local y me presentó a una mujer, estuvimos hablando durante un buen rato, y después subimos aquí, a nuestro piso y me acosté con ella en nuestra cama.

- ¿Disfrutaste ?- me preguntó, mientras su rostro mostraba un claro gesto de dolor.

- ¡sí! – afirmé – Pero eso no es todo; en un momento de placer desenfrenado me mordió y ese mordisco me transformó en algo distinto a un ser humano; me convirtió en un vampiro.

- No me digas, no pensaras que me voy a creer semejante cuento.

- Yo tampoco, me lo creía, pero mírame a los dientes y fíjate en mis colmillos.

- ¡Es increíble!, nunca me había fijado en lo grandes que eran tus colmillos.

- Por que no lo eran. Antes eran como los de cualquier ser humano. Pero ahora no tengo nada de humano.

- No insistas, por mucho que insistas en esa estúpida historia no me lo voy a tragar. Lo que importa de todo esto, es que me has sido infiel, pero lo más importante, es que aunque has tardado mucho en decidirte, por fin me lo has contado y por eso te perdono; además, no podría vivir sin ti.

- Ahí es donde yo quería llegar, mira ven conmigo y te demostraré que digo la verdad.

La cogí de la mano y me la llevé a la azotea. Una vez arriba comencé a hablarle de nuevo.

- Lo que te voy a enseñar ahora, es algo horrible, pero no te preocupes, no es permanente; puedo hacer que desaparezca cuando yo quiera, pero si no lo hago desaparecer yo, para mañana por la noche ya habrán desaparecido por sí solas.

Me miró a los ojos y de pronto se echó hacia atrás, creo que en ese momento comprendió que no le mentía.

- No te asustes- le dije- no voy a hacerte daño, preferiría morir antes que hacerte daño, y lo sabes.

Empecé a concentrarme, cerré los ojos y al cabo de un momento, comencé a notar como algo se desarrollaba en mi espalda, partiendo de mis omóplatos, era una sensación muy extraña, pero en cierto modo era satisfactoria. Cuando acabé, abrí los ojos y pude ver unas grandes alas, listas para ser usadas, saliéndome de la espalda. Entonces miré a Tatyana y allí estaba ella, paralizada de terror, delante de mí, sin saber que hacer, ni que decir. Pero yo si sabía lo que debía hacer, así que volví a cerrar los ojos y me volví a concentrar en mí mismo, haciendo que las alas desaparecieran, cuando todo terminó, volví a abrir los ojos de nuevo, deseando que ella estuviese ahí todavía. Por suerte ahí estaba, me acerqué a ella y la cogí de la mano, acto seguido, ella la retiró con fuerza y dio un par de pasos hacia atrás.

- Sabía que reaccionarías así. Yo reaccioné de la misma forma cuando me lo demostraron, pero para mí ya era demasiado tarde. Esto que estoy haciendo, es algo que está prohibido, en la nueva sociedad a la que pertenezco, pero te amo y me veo obligado a contártelo. Puesto que eres lo más importante que hay para mí. Ahora quiero pedirte algo, y decidas lo que decidas, por favor, no le cuentes ni una palabra de todo esto a nadie.

- ¿Qué es eso, que me quieres pedir?.

- En términos vampíricos. Quiero que me permitas abrazarte, o lo que es lo mismo, que me dejes darte el beso. Pero para que nos entendamos, lo que quiero es que me permitas convertirte, para poder pasar el resto de la eternidad junto a ti. Piénsatelo, el tiempo que necesites. Yo tengo que ir a cumplir una misión que me han encargado, para demostrar que pueden confiar en mí.

Bajé por las escaleras de incendios y cogí mi Mini Cooper S, de color negro con dos rayas amarillas y techo de color rojo y empecé a recorrer la ciudad, en busca de los chiquillos de la traidora.

Lo primero que hice fue buscar a su criado, suponía que el sabría, cuantos chiquillos habría creado y sus nombres y direcciones; pero también imaginaba que sería difícil hacerle hablar. Después de más de dos horas de búsqueda por fin localicé su coche, pero se me hacía tarde, debido al tiempo que había estado hablando con Tatyana, así que miré el nombre de la calle, me encontraba en la calle Rey Arturo, lo memoricé y decidí que seguiría con mi búsqueda a la noche siguiente, partiendo del punto en el que lo había dejado esa misma noche.

Cuando regresé a casa, el Mjolnir’s estaba cerrado, me imaginé que Tatyana se habría ido, para siempre. Pero me equivoqué, cuando entré, en el piso me la encontré, en el sofá, con un par de maletas y me dijo.

- Aún no sé que voy a hacer. Esto es muy fuerte, y no sé que pensar. Te amo más de lo que he amado nunca a nadie, pero no sé si estoy preparada para vivir eternamente.

- No te preocupes, si no me das tu permiso lo comprenderé, pero por favor no le cuentes a nadie lo que te he dicho, por que primero me matarían a mi por contártelo y después os matarían a ti y a la persona o personas a las que se lo hubieses contado. Mi muerte es lo que menos me preocupa, si tu no estás a mi lado. Ahora si me disculpas, se acerca el amanecer y debo descansar.

- Esta bien, hasta mañana Mjolnir. Descansa tranquilo, mañana seguiremos hablando.

Eso me tranquilizó enormemente, me podía acostar sin preocuparme por que sabía que cuando despertara, ella estaría todavía allí.