Cuando me desperté, comprobé que Tatyana seguía durmiendo, me levanté, fui al salón y reanudé la tarea que había iniciado la noche anterior. Al poco, sentí que Tatyana se levantaba y se dirigía a la cocina, así que fui con ella.
- ¿tienes hambre?- le pregunte.
- La verdad, es que sí tengo algo de hambre.
- ¿cómo te sientes?.
- Muy rara, la verdad no sabría explicarte como me siento.
- Bien, hay una botella con sangre en la nevera. Tómatela.
- ¿y tú?.
- No la necesito, una ventaja de ser vampiro es que no necesitamos alimentarnos todos los días. Sólo cuando sea necesario.
- Esta bien. Dime una cosa. ¿de donde sacaste la sangre?.
- La compré.
- ¿es que hay supermercados para vampiros?.
- No, verás. Hay un lugar, llamado el Elíseo, que es un centro social, donde se pueden reunir los vampiros, y es también la sede de gobierno vampírico de la ciudad, allí se reúnen los miembros de la primogenitura con el príncipe.
- ¿y esos quienes son?.
- El príncipe, por así decirlo cumple la función del alcalde, y los miembros de la primogenitura, son los más viejos y poderosos de cada uno de los clanes vampíricos de la ciudad. Cuándo te haya enseñado todo lo que yo sé, sobre como debemos comportarnos y sobre las leyes que no deben ser infringidas, te llevaré ante el príncipe y los miembros de la primogenitura, para que te conozcan.
Bien, como te decía, en el Elíseo hay un bar, en el que por supuesto sólo sirven sangre y hay que pagar por ella, así que después de tomar un par de vasos, pedí que me llenasen esa botella para traértela.
- ¿de donde sacan la sangre?.
- Pues tienen dos sitios. Uno es el banco de sangre de la calle 69 y el otro son las industrias Clonyx. Ya sabes, las que se dedican al estudio de la clonación humana con fines terapéuticos. Esta sangre, particularmente, es sangre clonada, que es más pura que la que se puede encontrar en el banco de sangre, ya que está 100% libre de enfermedades e impurezas.
- Entonces, ¿no es necesario que vayamos por ahí mordiendo a los humanos?.
- No, la ley más importante que no se debe quebrantar es la de la mascarada; que consiste en no revelar nuestra existencia a los humanos, así que hay que evitar en la medida de lo posible el correr el riesgo de que te descubran por ir por ahí alimentándote de humanos. Ojo, con esto no quiero decir que esté prohibido, todo lo contrario, pero lo que hay que procurar es hacerlo con la mayor discreción posible. Por cierto, ¿qué hora es?.
- Las 23:15h., ¿por qué?.
- Por que dentro de unos 15 minutos quedé con un Ghoul, para que venga a firmar un contrato, lo voy a contratar como encargado, para que trate con nuestros distribuidores y de paso, gestione todos los asuntos que deban ser hechos de día, como cobrar a nuestros inquilinos.
- ¿qué es un Ghoul?.
- Es el sirviente de un vampiro. Es creado, dándole a probar un poco de nuestra sangre, pero sin vaciarlo primero.
- ¿lo creaste tú?.
- No, yo maté a la vampiresa que lo creo. Pero como lo maltrataba me está agradecido, así que no te preocupes es de toda confianza.
- ¿estás seguro?.
- Sí, lo estoy.
- ¿cómo la mataste?
- Hice algo que no debes hacer nunca.
- ¿el que?
- Cometí diablere. Esto quiere decir que tomé toda su sangre hasta estar seguro de que no le quedaba ni una gota y después, seguí sorbiendo hasta que le arranqué su alma, provocándole la muerte definitiva. Junto con la violación de la mascarada, esta es una ley que jamás debe ser quebrantada, ya que ambos se castigan con la muerte definitiva, dentro de la camarilla. Que es la secta dentro de la cual nos encontramos inmersos.
- Entonces, ¿cómo es que no te mataron?.
- Por que resultó ser una espía del Sabbat, la secta rival de la camarilla, y ahora para demostrar que soy digno de confianza, debo encontrar a su progenie y eliminarla.
- ¿y como lo harás?.
- Estudiándome todos esos papeles.
- ¿De donde los sacaste?.
- Me los dio Oswaldo, el Ghoul que está a punto de llegar.
En ese preciso instante, llamaron al portero automático. Me acerqué para ver quien era, se trataba de Oswaldo, que por fin había llegado, así que le abrí la puerta del portal y le pedí que subiera hasta nuestro piso.
- Bien, ahora en cuanto Oswaldo llegue aquí arriba, firmaremos el contrato y cuando se haya ido, te enseñaré lo que pueda sobre el manejo de tus nuevas habilidades.
- Está bien, quieres que os deje a solas.
- No, quédate con nosotros; quiero que os conozcáis.
¡Ding, Dong!.
- Pasa hasta el salón, la puerta está abierta.
- Buenas, noches.
- Oswaldo, esta es Tatyana, mi compañera; ella también es una vampiresa, Tatyana, este es Oswaldo, el Ghoul del que te hablé.
- Encantado, señorita.
- Igualmente.
- Bien, una vez echas las presentaciones, vamos a lo que de verdad importa. Oswaldo, haz el favor de sentarte, ahí mismo.
- Está bien.
- Bueno, pues este es el contrato, léetelo bien antes de decidir si lo firmas o no.
Después de ojear brevemente el contrato.
- Esta bien, en lo que a mi concierne, creo que se trata de un buen contrato, esta muy bien de sueldo y el horario, es francamente corto, ya que sólo tengo que venir de domingo a martes, para ver lo que se necesita y hacerle el pedido a los distribuidores, que por lo que me pones aquí solo vienen los lunes y los martes.
- Además, si no te importa, me gustaría que le echases un vistazo a este otro contrato.
- Esta bien, ¿de qué se trata?.
- Pues verás, este es para que te hagas cargo de cobrar a nuestros inquilinos, a principios de cada mes y de paso, si hay algún problema, para el que sea necesario hablar con electricistas, fontaneros o lo que sea, cosa que probablemente deba ser hecha por el día, tu te hagas cargo en nuestro nombre.
- Vaya, por lo que veo voy a estar asegurado de forma totalmente distinta en los dos contratos y además son perfectamente complementarios, por lo que no me va a faltar tiempo para hacer las tareas propias de cada uno.
- Eso es.
- Una cosa más.
- Sí.
- Podrías conseguirnos algo de sangre, para que la tengamos en casa y que así no necesitemos cazar, y de paso no tengamos que ir muy a menudo por el Elíseo. Por que a decir verdad, cada vez que voy por allí me mira todo el mundo de una forma que la verdad me dan ganas de dejar de existir.
- Sí, no hay ningún problema. Yo mismo le conseguía la sangre a mi difunta señora. Dime ¿de donde queréis la sangre?.
- Pues a poder ser de industrias Clonyx.
- Era de esperar.
- Y ¿cómo van a darte la sangre así como así?- preguntó Tatyana.
- Veras Tatyana.- le respondí yo- antes se me olvidó comentarte que tanto las industrias Clonyx, como el banco de sangre de la 69, pertenecen al príncipe, y en ellos además de trabajar seres humanos hay también vampiros y Ghouls, así que si deseas comprar sangre con el fin de alimentarte puedes hacerlo sin necesidad de inventarte ninguna excusa absurda. Por supuesto, la sangre de las industrias Clonyx, es más cara que la del banco de sangre, puesto que es más pura y está 100% libre de agentes patógenos.
- ¿Cuánta sangre queréis que os consiga?.
- Tú que dices Tatyana.
- No sé, imagino que la suficiente para llenar la nevera, ¿no?.
- Se nota que todavía sois nuevos en esto. Está bien mañana por la noche cuando os levantéis tendréis la nevera llena; y el teléfono del distribuidor para que le podáis llamar vosotros mismos, cuando lo necesitéis. Pero creedme, con la nevera llena, eso no va a pasar muy a menudo.
- Otra cosa más Oswaldo.
- ¡Sí!.
- Te importaría, leer este otro contrato y firmarlo si estás de acuerdo.
- No, claro que no me importa. ¿para qué es?.
- Es para contratarte como cobrador, para que todos los meses a principios pases a cobrar a mis inquilinos. En el móvil está el nombre y el piso de cada uno.
- ¡Vaya!, este contrato, tiene aún mejor horario que el otro. Sólo voy a tener que pasar por el edificio la primera semana de cada mes, además, de algún otro momento, en el que reciba la llamada de algún inquilino, para solucionar algún problema de las instalaciones del edificio o en el caso de que sea necesario realizar alguna obra. Y el sueldo con respecto al horario es magnífico. Está bien, no tengo ningún problema por firmar también este contrato.
- Gracias, te estamos muy agradecidos.
- No hay de que, ahora debo marcharme para empezar a hacer algunas gestiones.
- Está bien, hasta mañana.
Una vez, que Oswaldo se hubo marchado, me dirigí a Tatyana y comenzamos a practicar con sus habilidades, lo cual nos llevó toda la noche. Por lo que tampoco pude comenzar a realizar la misión que el gobierno vampírico de la ciudad me había encomendado, para demostrar que se podían fiar de mí.
A la noche siguiente cuando nos levantamos, comprobamos que Oswaldo había cumplido su promesa y nos había llenado la nevera y pegado, en la puerta de la misma el número de teléfono y el nombre del distribuidor, para cuando lo necesitásemos; además de la factura.
Esa noche nos alimentamos hasta quedar saciados, e inmediatamente después de enseñarle a Tatyana todo lo que pude sobre sus recién adquiridas habilidades, empezamos a inspeccionar los papeles. Decidimos que sería buena cosa que ella me echase una mano, para que así se pudiera ganar, también ella un lugar en la camarilla.