Mis Crónicas Vampíricas. Fascículo 10º.
Un clan Tzimisce en la camarilla
Mi nombre es Mjolnir de Uru y lo que os voy a narrar a continuación, es la historia de cómo un clan Tzimisce antitribu pasó a formar parte de la camarilla de mi ciudad. Mi conocimiento de esta historia, se debe a que mi tutor dentro del clan me la contó mientras me enseñaba las leyes y costumbres de la camarilla. Y ahora yo se la relato a ustedes, del mismo modo que hace ya algún tiempo les conté mi vida. Espero que disfruten:
Todo empezó hacia el año 1800, cuando un pequeño grupo de unos 10 ó 15 Tzimisce antitribu llegaron a esta ciudad, en la que hoy nos encontramos, que por aquel entonces estaba siendo asediada por una pequeña coalición formada por un grupo Tzimisce del Sabbat de unos 40 miembros y un reducido grupo de unos 20 Assamitas, a los que después de la llegada a la ciudad de los Tzimisce antitribu, se unirían 4 hombres lobo, que les habían estado siguiendo y diezmando sus filas desde hacía ya unos 6 meses.
El líder Tzimisce decidió refugiarse en la ciudad, por que sabía que los licántropos jamás se atreverían a entrar y correr el riesgo de tener que enfrentarse a una población de vástagos que por aquel entonces era superior al millar de habitantes, lo que los Tzimisce antitribu no se esperaban era que sus perseguidores forjasen una alianza con los atacantes de la ciudad.
Los Tzimisce del Sabbat, estaban dirigidos por un vampiro que rondaba los 500 años, los assamittas, simplemente estaban allí por diversión, ya que debido a su fama de asesinos a sueldo, habían sido contratados por Ikakto, el líder Tzimisce, el cual no quería arriesgar a sus propias tropas en unas misiones suicidas, para intentar asesinar al príncipe y a la primogenitura de la ciudad.
Cuando se enteraron de la llegada de los hombres lobo, Ikakto, sus hombres y los assamittas enarbolaron una bandera blanca y fueron al encuentro de su líder, Garnak, este les recibió y parlamentaron cerca de una hora, hasta que por fin llegaron a un acuerdo. Garnak y sus hombres con la ayuda de los Assamittas, se infiltrarían en la ciudad entrando por los barrios marginales y matando a los vástagos que se encontrasen, con una táctica de golpear y correr, para así desmoralizar a los componentes de la camarilla, y de ese modo cuando llegasen los refuerzos que estaban esperando, y que vendrían comandados por Raftisov el primer y más leal chiquillo de Ikakto, el cual tenia tan solo 50 años menos que este, y que había sido llamado por los jefes del Sabbat más cercanos, para ir con refuerzos para Ikakto. Dichos refuerzos contarían ni más ni menos que con 400 Tzimisces más y otros 200 assamittas, un total de 600 hombres más para ayudar a los que ya estaban asediando a la ciudad, de esa forma en el momento en que llegasen los refuerzos atacarían más seriamente la ciudad, y una vez estuviese bajo el control del Sabbat, les entregarían a los Tzimisce antitribu, que habían ido a refugiarse a la ciudad. Garnak, el líder de los licántropos, aceptó, pero con la condición, de que cuando llegasen los refuerzos, se mantuviesen lo más alejados posibles de él y de sus hombres, ya que por supuesto no se fiaba de esos bastardos vampiros y quería evitar un enfrentamiento entre ambos lideres y sus hombres, que estaba seguro perderían debido a la aplastante diferencia de numero de sus tropas.
Mientras esto acontecía los Tzimisce antitribu en su búsqueda de refugio para pasar el día, habían alcanzado el centro de la ciudad y decidieron pasar a descansar a una casa que después de indagar un poco descubrieron totalmente abandonada.
A la noche siguiente Garnak y sus hombres empezaron a cumplir con su cometido, de limpieza de vástagos en las afueras de la ciudad, ayudados por los assamittas y entrando por una zona poco vigilada, del norte de la ciudad. Ya que los ataques de las noches anteriores se habían producido en la zona sur de la ciudad, mientras Garnak y sus lupinos olisqueaban el aire intentando encontrar el rastro de los Tzimisce antitribu, alertaban a los assamittas que les acompañaban cuando sentían que se acercaba un grupo grande de vástagos de la camarilla.
El pequeño grupo de Tzimisces antitribu que se había refugiado en la ciudad la noche anterior, había creado un pequeño grupo de Ghouls que se encargarían de buscarles un refugio más adecuado durante el día, una vivienda decente, en la parte más favorecida de la ciudad, y que pudiesen comprar con el dinero que llevaban consigo, para así poder descansar sin temor alguno a ser descubiertos por seres humanos durante el día.
En esa primera noche hombres lobo y assamittas no encontraron apenas oposición, ya que la camarilla no había dispuesto ninguna patrulla de vigilancia en la zona norte de la ciudad, por encontrarse esta en una posición totalmente opuesta a la que ocupaba el campamento de las fuerzas enemigas.
Cuando el príncipe de la ciudad tuvo noticias de la llegada de los Tzimisce antitribu y de los hombres lobo que les perseguían, ordenó que un grupo de Ghouls rastrearan la ciudad día y noche, hasta que hallasen a los antitribu, y una vez los tuviesen localizados, llevasen ante su presencia al líder del grupo.
Por desgracia para el líder, los Tzimisces recién llegados y los hombres lobo que les seguían no eran su única nueva preocupación, ya que el espía que tenía infiltrado entre los assamittas del otro lado de la muralla le acababa de informar de la inminente llegada de refuerzos para las reducidas fuerzas de Ikakto, que estarían compuestas por alrededor de unos 600 vástagos más, aunque seguirían siendo superiores en número a sus enemigos, estos eran demasiado peligrosos, ya que tenían una insaciable sed de sangre y no dudarían en reclutar nuevos miembros, a lo largo de la guerra, entre los humanos de la ciudad; además las incursiones nocturnas por parte de las fuerzas enemigas estaban mermando la moral de sus propias tropas, que no sabían como defenderse del fugaz ataque de sus sitiadores.
Después de dos días de incesante búsqueda, por fin el grupo de Ghouls del príncipe consiguió localizar a alguno de los Ghouls del clan Tzimisce y los siguieron hasta el refugio provisional de sus amos. Como vieron que no serían suficientes para irrumpir en el refugio y capturar al líder del grupo Tzimisce, esperaron a que anocheciese y pidieron ayuda a un grupo de Brujahs, que entraron en el refugio por la fuerza y para su sorpresa no hallaron oposición alguna para capturar a la líder del grupo, es más, esta se ofreció gustosa a acompañarles para así poder dialogar con el príncipe.
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