Mis Crónicas Vampíricas. Fascículo 22º.

Salí de Elíseo y sin dudarlo me dirigí al cementerio, pues estaba seguro de que lo podría encontrar allí. Y así fue, estaba esperándome delante del pabellón familiar de Tatyana.

­ Hola, Mjolnir, sabía que si venía hacia aquí no tardarías en aparecer.

­ Hola, Aquiles, ya debes de saber que he venido a matarte.

­ Es de imaginar y además no has venido sólo.

­ Sí, sí que he venido sólo. Ellos sólo han venido para cerciorarse de que termino contigo, pero en caso de que fuese al revés, no quieren correr riesgos y acabarán contigo antes de que puedas escapar..

­ Lo sé, son los suficientes como para poder abatirme antes de que logre esconderme en un lugar seguro. Pero antes de que hagas nada déjame que te cuente algo.

­ Esta bien, dime lo que tengas que decirme, pero te lo advierto, de aquí no vas a salir con vida.

­ Verás, ya te conté lo que esos vástagos le hicieron a Kristinne, lo que no te dije, es que de todas las víctimas de esa fatídica noche ella fue la única a la que convirtieron, pero al contrario que tú, en el momento de su abrazo estaba sufriendo de tal manera que se volvió loca, y los mismos que la transformaron la encerraron, pues podía resultar demasiado peligrosa, incluso para ellos.

Después de terminar con mi entrenamiento irrumpimos durante el día en la guarida de esas bestias y acabamos con todos los que allí nos encontramos, tuvimos mucho trabajo y nos entretuvimos más de la cuenta, tanto que se nos hizo de noche, y una vez que el sol se hubo puesto, de lo más profundo de la guarida me llegó una voz familiar, que creí que jamás volvería a escuchar. La seguí hasta las profundidades de la guarida y nos encontramos con unas mazmorras, en una de ellas, en la más oscura de todas, estaba la dueña de esa voz, como puedes imaginarte estoy hablando de Kristinne. Entonces mi superior se acercó a mi, y me ordenó que acabase con ella, que si no lo hacía yo, el mismo se encargaría de hacerlo por mi. Le prometí que yo mismo me encargaría de acabar con su sufrimiento, pero que por favor me dejase a solas con ella. Y así lo hizo, se fue dejándome sólo con lo que quedaba de la mujer que amaba. Después de unas horas mirando a Kristinne a través de la puerta saqué un revólver y le disparé tantas veces como me lo permitió el cargador, una vez se hubo debilitado lo suficiente entré en la celda, cogí una de las estacas que llevaba en mi cinturón y se la clave en el pecho, dejándola inmovilizada y juré ante su cuerpo inerte y antes de acabar con ella de forma definitiva que no descansaría hasta encontrar a los miserables que habían provocado que nos encontrásemos en esa situación y una vez hubiese acabado con ellos me reuniría de nuevo con ella. Una vez dicho eso, le corté la cabeza y le prendí fuego a su cuerpo.

Como tú bien sabes, ya he cumplido la primera parte de mi promesa a Kristinne, y por fin ha llegado la hora de que me reúna con ella, así pues, aquí tienes, coge este arma y dispárame con ella, pues ahora ya no tengo nada por lo que seguir viviendo y no estoy dispuesto a dejar que un desconocido acabe conmigo, pero a pesar de todo no tengo la fuerza suficiente para matarme yo mismo, con lo que una vez más vuelvo a pedirte que me ayudes, deseo que tú, que fuiste el único amigo que he tenido, me ayude a completar mi promesa, sé que tú puedes comprender mi dolor, pues estoy seguro de que si Tatyana no te hubiese dejado abrazarla tu también hubieses querido poner fin a tu existencia., adelante ¡hazlo!.

Y tal y como él me lo pidió así lo hice, pues sentí que todo lo que me contó en el cementerio era cierto, supongo que después de todo lo que nos pasó seguíamos siendo amigos, y como un buen amigo debía poner fin a su existencia tal y como él deseaba, pues estaba en lo cierto, si Tatyana no me hubiese dejado abrazarla habría querido morir. Después de ese día decidí volver a pronunciar su nombre y también decidí escribir esta historia.

Espero que hayáis disfrutado a la hora de leerla tanto como yo he disfrutado a la hora de escribirla . Hasta pronto.