Mis Crónicas Vampíricas. Fascículo 3º.
Cuando desperté me encontraba en una gran sala, estaba oscura, pero en el centro se podía observar una especie de altar, con una forma de semicírculo, como un teatro griego y yo me encontraba en la parte que representaba el escenario. Entonces se encendieron unos focos ( no muy potentes) y aparecieron ante mí nueve seres, uno de ellos sentado a un nivel superior al de los demás, por lo que deduje que se debía de tratar del jefe, y que se hallaba sentado en el medio exacto de los otros ocho.
- Buenas noches, veo que por fin despiertas. Estás en el Elíseo centro social y de reunión de todos los vampiros de la ciudad. Yo soy el príncipe de esta ciudad y estos son los miembros de la primogenitura, en esta ciudad hay un clan miembro de este alto consejo que no existe habitualmente dentro de la camarilla, por que es un clan que habitualmente forma parte del Sabbat, nuestros enemigos. Este clan es el tuyo, el de los Tzimisce antitribu. Si tienes alguna duda, sobre el ser que ahora eres, puedes preguntarle a cualquiera de los pertenecientes a tu clan. Ahora vamos a pasar a un punto más importante.- yo estaba francamente preocupado por lo que eso pudiera querer decir, pero seguí allí sin ni siquiera hacer el más mínimo movimiento, para que no se notase lo nervioso que estaba.- Estás aquí entre nosotros, por cometer la salvaje y terrible diablere, el acto más perverso que un vástago puede realizar contra otro vástago; el castigo por este delito es la muerte definitiva; pero en tu caso vas a ser perdonado, por que nos has ahorrado el trabajo. Te explico, cuando fuiste encontrado, acababas de matar a quien creías que era tu sire, pero tu sire, fue asesinada al día siguiente de crearte a ti, por la traidora a la que tú diabolizaste, ella era en realidad una infiltrada del Sabbat, que estaba creando progenie en la ciudad para combatirnos desde dentro y así debilitarnos frente a los ataques exteriores, cuando la descubrimos mandé a algunos Brujah y gangrel a buscarla, estuvieron buscando durante varios días, hasta que encontraron los restos de tu sire, así que supusimos que habría usurpado su puesto y te estaría enseñando a sobrevivir con tu nueva forma de ser; así que decidimos darle tiempo para terminar de enseñarte, vigilándola desde la distancia sin exponer nuestros planes y así que actuase despacio. En ese tiempo que pasó enseñándote a sobrevivir, descubrimos sus planes y también que le estaba pasando información a nuestros enemigos del Sabbat, en el momento en el que di la orden de su captura, fui informado de que la habías matado, así que ordene que te trajeran ante mí.
Se hizo pasar por tu sire gracias al control de la disciplina vicisitud, que es propia de vuestro clan, moldeando su cuerpo a imagen y semejanza del de tu verdadera sire, una diferencia importante entre tu sire y su usurpadora, era que tu sire era una “ancillae” de no más de cien años y pertenecía a la 12ª generación, por lo tanto, tu deberías pertenecer a la 13ª generación; mientras que su impostora era una antigua, perteneciente realmente al Sabbat y su verdadera edad era de alrededor de unos 500 años, según creemos de la octava generación, por lo tanto al acabar con su vida de esta forma es posible que te hayas beneficiado de su sangre, habiéndote convertido en un miembro de la 11ª generación, es decir, tu sangre es más poderosa ahora que cuando fuiste creado y si abrazas a un ser humano para convertirlo, este será de la 12ª generación y no de la 14ª como debería de ser. Ante todo he de decirte dos cosas más ante de concederte la palabra. La primera es que no puedes abrazar a nadie sin nuestro permiso y la segunda es que te dejamos vivir por que nos hiciste un favor, aunque deberíamos matarte ya que fuiste abrazado sin permiso. Bien, ya puedes hablar.
- Quisiera pedirles que me permitiesen abrazar a alguien que es muy importante
para mi. Permítanme hacer eso y estaré en deuda con ustedes para siempre,
haciendo cualquier cosa que me pidan que haga, sin hacer ninguna pregunta que
no deba hacerse, simplemente lo haré.
- Uhm!, eso que nos propones resulta muy interesante. Baja en ese ascensor y
espera nuestra respuesta mientras te tomas algo en el bar, ya te avisaremos
cuando hayamos decidido.
Subí al ascensor y conmigo subieron los dos tipos que me noquearon, al salir del ascensor me indicaron donde estaba el bar; uno de ellos se quedó vigilando el ascensor, mientras el otro se dirigió a la única salida que había, seguramente para evitar que me escapara; estaba claro que no se fiaban de mí, después de lo que le hice a la que creía que era mi sire. Todo el mundo en el bar del Elíseo, me miraba con desconfianza, al parecer ya todos se habían enterado de lo que había hecho.
Cerca de las dos de la mañana, después de más de dos horas deliberando por fin me llamaron y subí acompañado por los dos Brujah.
- Siéntate - Me ordenó el príncipe – Después de darle muchas vueltas a tu propuesta y de comparar los pros y los contras, hemos decidido aceptarla, y para demostrarnos que eres digno de confianza, tu primera misión será encontrar a los chiquillos de la traidora y traerlos a nuestra presencia, en caso de que no los consigas traer, tienes permiso para matarlos, pero recuerda traernos pruebas que demuestren que se trata de los chiquillos de la traidora; una última cosa: si diabolizas a un solo vástago más, sea cual sea el motivo, no dudes que cumpliremos con la ley y te condenaremos a la muerte definitiva de la forma más horrible que hay. Te clavaremos una estaca en el corazón y te dejaremos para que veas tu último amanecer. Puedes irte.