Mis Crónicas Vampíricas. Fascículo 12º.
Al cabo de tres días de que Ibnoguz, hubiese salido de viaje, para realizar su misión, el príncipe hizo llamar a Dramiel, para que se entrevistase con la primogenitura de la ciudad.
- Señores miembros de la primogenitura, esta es Dramiel, la líder de los Tzimisce antitribu que hace algunos días llegaron a nuestra ciudad, para refugiarse de los hombres lobo, esperando que les diésemos cobijo. Bien, ahora que nos encontramos todos aquí reunidos, es hora de que discutamos si les dejamos quedarse, o por el contrario les obligamos a marcharse, exponiéndolos a una muerte segura a manos de los licántropos y de sus nuevos aliados, nuestros asaltantes.
Después de que el príncipe pronunciase estas palabras se alzó de su asiento el primogénito ventrue y comenzó a hablar.:
- Si me permitís. Al igual que todos vosotros, yo estoy convencido de que no nos podemos fiar de estos recién llegados; como bien sabéis todos, estamos siendo asediados por un grupo Tzimisce del Sabbat, y estos supuestos refugiados podrían ser en realidad espías que pretenden engañarnos, para que confiemos en ellos y en el momento en que menos nos lo esperemos acabar con todos nosotros. Sin embargo, es posible que nos estén diciendo la verdad y no estén relacionados con nuestros sitiadores, con esto no quiero decir que debamos confiar en ellos y dejarles quedarse.
Permitidme que me explique, podemos echarles de la ciudad y allá ellos con su suerte o permitirles quedarse, pero eso sí, bajo una estricta vigilancia. Hasta estar seguros de que no pretenden nada malo contra nosotros.
Ahora, si me permitís debo hacerle una pregunta a nuestra invitada. Como en ningún momento me he fiado de sus intenciones he hecho que algunos de mis Ghouls vigilen su casa día y noche, desde su primera entrevista con el príncipe y me han informado de que dos de sus Ghouls salieron a eso del mediodía siguiente a esa primera entrevista con nuestro príncipe. Los Ghouls en cuestión iban montados en un carro y llevaban en él toda clase de enseres, pues bien, quiero saber a donde se dirigen esos Ghouls y que es lo que pretenden con ello.
- Príncipe, miembros de la primogenitura, encargué a esos Ghouls que vendiesen algunos enseres que no nos serían de utilidad, para así conseguir algo de dinero, y según me dijeron lo mejor era ir a otra ciudad, que se encuentra como a cinco días de distancia y venderlos en el mercado de dicha ciudad, para de esa forma conseguir por ellos el mejor precio posible.
- Esta bien.- dijo el príncipe.- me imagino hacia donde se dirigen para llevar a cabo la transacción. Alguno de los demás miembros de la primogenitura ¿tiene algo más que preguntar?.
- Si señor, yo tengo algo más que preguntar.- respondió el primogénito toreador mientras se levantaba de su asiento.- según mis fuentes cuando llegasteis a la ciudad, vuestro clan se componía de 13 miembros, sin embargo en los últimos días, sólo se ha visto entrar y salir de vuestro refugio a 12 de esos miembros, ¿dónde está el miembro que falta?.
- No lo sé.- contestó Dramiel.- hace unos días salió a alimentarse y desde entonces no ha vuelto, por lo que yo sé a debido caer en manos de los licántropos, a pesar de que le advertí que no debía alejarse mucho del centro de la ciudad, pero a decir verdad nunca fue muy obediente.
- Está bien, por el momento nos conformaremos con esas explicaciones, puedes irte nosotros seguiremos discutiendo este asunto y te comunicaremos nuestra decisión dentro de unos días, pero quedas advertida, no hagáis nada de lo que os podáis arrepentir, por que estaréis siendo vigilados. Ahora, vete.
Dramiel, salió de la sala del trono y se dirigió a su refugio, para contarles a sus chiquillos que todo iba según lo previsto, y que ya sólo les quedaba esperar la llegada de Ibnoguz con la ayuda.
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