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Movidas y paranoias: Mis Crónicas Vampíricas. Fascículo 16º.

Movidas y paranoias

28.11.07

Mis Crónicas Vampíricas. Fascículo 16º.

Una noche, estando en casa con Tatyana me asomé a la ventana y allí estaba él, a punto de entrar en el Mjolnir’s, recuerdo que deseé bajar y arrancarle el corazón, pero me aguanté y volví al sofá a ver la tele con Tatyana.

A la noche siguiente, Oswaldo subió a mi casa para contarme lo que había sucedido.:

- Buenas noches, Oswaldo. ¿Qué sucede?.

- Verás Mjolnir, ayer vino por el Púb., un tipo bastante extraño, que decía conocerte desde hace tiempo y quería hablar contigo. Dijo llamarse Aquiles, pero ese nombre no figura en la agenda que me diste, así que le dije que estabas fuera de la ciudad y que ya hablaría yo contigo para ver si le podías recibir, en cuanto volvieses.

- Te dijo, para que me quería ver.

- No, sólo dijo que necesitaba hablar contigo.

- Esta bien, dile a ese bastardo, cuando vuelva esta noche que suba, que lo recibiré.

- Pero, ¿quién es?.- inquirió Tatyana.

- Un antiguo conocido.-respondí.- durante mucho tiempo fuimos grandes amigos, los mejores que se pueda imaginar, pero hace tiempo, cuando aún era mortal, de hecho algo antes de heredar este edificio y convertirme en alguien respetable me traicionó y se largo con todo nuestro dinero, y con la chica que nos gustaba a ambos. Dejándome en la más absoluta de las ruinas. Es por eso que nunca habéis visto indicio alguno de la existencia de ese ser inmundo.

- ¿cómo sabes que volverá esta noche?.- preguntó Oswaldo.

- Porque lo conozco muy bien y si no consigue dar conmigo esta noche volverá todas las noches hasta que consiga su objetivo.

- Esta bien, entonces le diré que puede subir. Ahora debo marcharme que va a ser hora de abrir el negocio.

- Hasta luego Oswaldo.

A eso de la una de la madrugada llamaron a la puerta, abrí y allí estaba, después de todo el tiempo que había pasado desde que me dejó aquella nota, Aquiles había ido a mi casa para hablar conmigo.

- Pasa.- le dije.- no te quedes ahí fuera.

- Gracias, te veo bien, parece como si siguieras siendo humano.

Entonces me paré en seco, me giré hacia él, le miré a los ojos, y allí, estaba de pie frente a mí y parecía de lo más tranquilo, como si el comentario que acaba de hacer fuera lo más normal del mundo.

- ¿qué has dicho?.- le pregunté.

- Que tienes buen color para ser un vampiro.

- No te entiendo, ¿a qué te refieres?.

- Oh!, vamos Mjolnir, no hace falta que disimules conmigo, se que eres un vampiro; cuando vine ayer, ya tenía algunas sospechas, pero cuando vi, que habías puesto un Ghoul al frente de tu Púb. Comprendí que era cierto, que te habías convertido en un no-muerto.

- ¿cómo lo supiste?.

- Hace algún tiempo, Kristinne y yo estábamos de viaje por Europa, cuando fuimos atacados por un grupo de gente de lo más extraña, iban vestidos con chupas de cuero, pulseras y collares claveteados, como los punkies. Nos rodearon y en el último momento, cuando todo parecía estar perdido, uno de ellos cayo al suelo, totalmente inmóvil, rígido como si de una tabla se tratara, tenía una estaca de madera clavada en el pecho, a la altura del corazón. El resto de sus compañeros salió corriendo sin mirar atrás y dejándolo allí tirado. Al poco llegaron unos hombres fuertemente armados, cogieron el cuerpo y lo subieron a la parte trasera de una Pick-up, en ese instante el que parecía ser el líder del grupo se dirigió a nostros y nos invito a que les acompañásemos. Por supuesto, después de lo que había pasado, y teniendo en cuenta que nos acababan de salvar la vida, accedimos, además yo quería obtener alguna respuesta, deseaba saber quienes eran esos tipos que nos habían atacado y por que precisamente a nosotros.

Al cabo de unas horas llegamos a un castillo, cogieron el cuerpo de la parte de la parte de atrás de la pick-up y lo llevaron a una especie de calabozo. Nos acompañaron a una habitación que parecía realmente cómoda y nos pidieron que descansáramos, que una hora antes del amanecer vendrían a buscarnos y nos explicarían lo que había pasado, y añadieron que esperaban que quedásemos satisfechos con la explicación.

En ese momento, no teníamos ni repajolera idea de lo que estaba pasando, pero preferimos quedarnos allí en el castillo antes que arriesgarnos a salir y correr el riesgo de volver a encontrarnos con el resto de la banda que nos había atacado, dentro del castillo nos sentíamos seguros, además si esos tipos hubiesen querido matarnos ya lo habrían hecho, o al menos eso nos pareció en ese momento.